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El impacto de los biocombustibles sobre el alimento impone retos para los productores

Conforme el negocio avícola busca su camino en el siglo XXI, uno de los retos más significativos para los productores es cómo responder al rápido desarrollo de la industria de los biocombustibles.

Los biocombustibles son participantes relativamente nuevos entre el conjunto de factores que afectan a nuestra industria, dijo la Dra. Amy Batal, profesora de nutrición avícola de la Universidad de Georgia en Athens, EE.UU. “Se trata de un negocio inmaduro, que apenas está atravesando por su fase de crecimiento, por lo que está cambiando con rapidez”.

Para la elaboración de etanol, las fábricas utilizan solamente el almidón del maíz y otros granos. La harina resultante contiene nutrimentos como proteína, fibra y aceite, que son los subproductos que se utilizan para la elaboración de alimentos para aves y otras especies. Estos subproductos se conocen como granos secos de destilería con solubles (conocidos comúnmente como DDGS por sus siglas en inglés). La porción de los solubles es el líquido que se separa de la harina durante el proceso pero luego se devuelve a ella en cantidades reducidas. Aproximadamente un tercio del grano que se utiliza para la producción de etanol termina en forma de DDGS. Cada bushel (N. del T.: Un bushel es una medida de capacidad que, en el caso del maíz, corresponde aproximadamente a 25.4 Kg) produce aproximadamente 2.7 galones (aproximadamente 10.3 litros) de etanol y unas 18 libras (8.2 Kg) de DDGS.

Actualmente, el 6% del total de DDGS producido en EE.UU se utiliza en la alimentación avícola, dijo la Dra. Batal.

Consideraciones prácticas sobre los DDGS

Una de las principales preocupaciones relacionadas con este ingrediente es la variabilidad del producto, pues la cantidad de solubles que se le agregue ejerce un impacto directo sobre su valor nutricional, dijo. Si es en demasía o se agrega con mucha rapidez, se puede ligar al grano y producir grumos con el jarabe, lo que da como resultado una pérdida en su valor energético.

Otro factor que afecta la variabilidad es la calidad del grano que se utilice en su elaboración. El maíz de un área del país puede tener un valor nutricional muy distinto al procedente de otra área.

Los DDGS pueden variar dependiendo de cómo se procesen, por ejemplo, cuánto tiempo se deja el grano en el fermentador y qué enzimas se utilicen para la elaboración del producto.

El color de los DDGS generalmente no es un indicador confiable de su valor energético, dijo la Dra. Batal. Sin embargo, puede ser una clave de su contenido de lisina digestible. Los productos de color muy oscuro pueden tener niveles muy bajos de lisina digestible, aunque los de color moderado por lo general contienen niveles aceptables, dijo.

El secado es el factor clave para la digestibilidad de este aminoácido. Si se realiza a temperaturas elevadas y durante tiempos prolongados, esto tiende a reducir la disponibilidad de lisina, aunque aumenta la del fósforo, componente vital.

Sin embargo, la oradora señaló que de todas maneras los DDGS tienen contenido elevado de fósforo disponible –mucho más que el del maíz– y este es uno de sus principales beneficios.

La fitasa aumenta la disponibilidad del fósforo

Algunos productores, continuó, están utilizando fitasa para aumentar la disponibilidad del fósforo de los DDGS y esto parece ser benéfico.

El contenido de sodio de este ingrediente es un factor importante y, en años recientes, la variabilidad de sus niveles en el alimento ha creado problemas, dijo la Dra. Batal a los asistentes. Comúnmente se utiliza sodio para limpiar los tanques de fermentación y en muchas ocasiones quedan residuos.

En su laboratorio, la investigadora ha evaluado muestras cuyos valores de sodio variaron de 0.05% a 0.50%. “Este rango es muy amplio”, dijo “por lo que si no lo supervisamos y consideramos este valor para la formulación, podemos tener problemas”.

Cómo llegar al nivel correcto de DDGS

Las opiniones varían sobre los niveles óptimos de inclusión de DDGS en los alimentos avícolas. Esto es especialmente cierto en la producción de pollo de engorde, cuyos niveles de DDGS varían de 2% a 8%, dependiendo del precio y de su competencia con otros ingredientes. Los promedios en la industria de las gallinas ponedoras son mucho más consistentes, aproximadamente 10%. Las tasas de inclusión para pavos pueden variar de 5% a 15%, aunque algunos meleagricultores utilizan hasta 40% de DDGS (véase la Cuadro 1).

La recepción y el almacenamiento de los DDGS pueden presentar retos, dijo la maestra. Por ejemplo, si los DDGS todavía están calientes por el procesamiento y se cargan directamente en los camiones o en los furgones de ferrocarril, se pueden endurecer haciendo que sea casi imposible la descarga. Sin embargo, la Dra. Batal señaló que las plantas de etanol cada vez están más conscientes de este problema y están dejando que el subproducto se enfríe antes de cargarlo.

También indicó que es importante supervisar el contenido de humedad de los DDGS, especialmente durante los meses del verano, pues si son superiores al 11% se puede enmohecer este subproducto.

Nuevos productos de DDGS y otras opciones

Los fabricantes de etanol están desarrollando nuevos subproductos para el mercado en un esfuerzo de incrementar sus utilidades operativas. La mayoría implica separar al maíz en sus diversos componentes ya sea antes o después de la fermentación. Los subproductos comunes, además de los DDGS, incluyen aceite de maíz grado alimenticio para consumo humano y subproductos del salvado que se pueden quemar para generar energía.

La investigadora señaló que los nuevos subproductos del etanol se están desarrollando rápidamente en el mercado, por lo que posiblemente aparezcan muchos productos nuevos para consumo animal –con contenido nutricional ampliamente variable– en los próximos años. “Es importante que ustedes se familiaricen con los nuevos ingredientes y se aseguren de contar con valores nutricionales exactos, antes de considerar la utilización de cualquiera de ellos”, dijo al auditorio.

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